
Mi amigo Luis que sabe mucho de refranes, cuando llegó a casa entró sacudiendo su paraguas y me soltó esta frase que me hizo gracia.
No hay sábado sin sol,
ni doncella sin amor,
ni vieja sin dolor
ni mal que cien años dure,
ni nada que no se pase.
Además viendo la que está cayendo me dijo que no tiene pinta de dejar de llover.
Ayer 9 de noviembre, un tiempo estupendo y esta mañana como se podía poner un pie en la calle estuvo haciendo aguardiente.