
Cuanta sabiduría nos traen los refranes.
Buen provecho se tienen los días de lluvias en nuestros pueblos.
Como esos días de agua no se podían hacer labranzas, ni se sacaban los animales a pastar se aprovechaban para arreglar las herramientas que se usaban, por ello no era extraño que los paisanos se reunieran en las fraguas, por un lado para arreglar las herramientas, por otro se calentaban al calor de la lumbre.
Mientras tanto, allí fuera arreciaba la lluvia.
Y siempre se acababa matando el tiempo ante un chato de vino en la taberna del pueblo hablando de “tó y de ná” e incluso caía algún que otro trato.
Y miro por la ventana , veo llover y piensooooooo
¿Me voy a la fragua o directamente a la taberna ?